Juan Emilio Batista se convenció de que iba a dedicar su
vida al periodismo deportivo en 1962,
cuando, a instancias de su profesor, el notable filólogo cubano Francisco
Alvelo Francés, Miembro Honorario de la Real Academia de la Lengua, asumió la
jefatura de redacción de un boletín nombrado Construye, que se editaba en la
escuela habanera del Ministerio de Obras Públicas, donde, a la sazón, había
sido enviado para tomar un curso de Administración Industrial.
En las cuatro páginas mimeografiadas de aquel humilde
periodiquito escolar realizó El Charro –como le decimos cariñosamente sus
colegas- sus pininos mediáticos. ¡Casi infarta de alegría cuando vio publicada
allí su primera nota! Aquel texto
fundacional reseñaba, a su precoz manera, el acontecer deportivo de su centro
de estudios, en especial los relacionados con juegos de béisbol, disciplina en
la que este septuagenario de fructífera
existencia es toda una enciclopedia.
Al finalizar su etapa de capacitación en la capital, retornó
a la patria chica lleno de entusiasmo. Trajo como compañero de viaje al bichito
del periodismo. Sus jefes advirtieron su incipiente vocación, y, en 1964, le
confiaron la tarea de divulgar las actividades deportivas y culturales del
Ministerio de la Construcción en Oriente Norte. Sus noticias comenzaron a
aparecer en el periódico Ahora, de Holguín.
Resuelto a ensanchar el alcance de sus coordenadas, Juan
Emilio se hizo acreditar como corresponsal de la emisora tunera Radio Circuito,
donde recibió ayuda del desaparecido periodista Florencio Lugones. Tanto se
destacó con el micrófono que en 1967 pasó a engrosar la plantilla de la planta.
Por aquella época no hubo juego de pelota que escapara a su análisis a través
de las ondas hertzianas, labor que realizaba junto a su gran amigo y colega,
Eddy López Sánchez.
Desde entonces a la fecha, su presencia ha sido permanente
en cuanta competencia deportiva de todos los niveles ha organizado Las Tunas,
lo mismo en menesteres reporteriles para su entrañable Periódico 26 -del cual
fue miembro fundador-, como para los servicios informativos de la radio del
territorio, e, incluso, para la televisión. La lista de los deportes sobre los
cuales ha escrito para todos esos medios es extensa y variada: boxeo, tenis de
campo y de mesa, béisbol, baloncesto, voleibol, pesas, lucha, judo, esgrima,
fútbol, balonmano, gimnástica, kárate, tiro, motocross, ajedrez, softbol…
Las grandes competencias no le fueron esquivas. En 1971,
cuando era estudiante de Periodismo en Santiago de Cuba y colaborador del
diario Sierra Maestra, reseñó desde esa ciudad el Campeonato Mundial de Béisbol
celebrado en La Habana, cobertura que repitió en 1973, cuando nuestro país
volvió a ser sede de ese evento. También reportó para el periódico tunero 26
las incidencias de los Juegos Deportivos Centroamericanos de 1982 y los Juegos
Panamericanos de 1991, ambos organizados impecablemente por la capital cubana.
Relevantes
personalidades de numerosas disciplinas se han sometido al encanto de
sus preguntas. Entre ellas figuran Daniel Núñez, Teófilo Stevenson, Enrique
Figuerola, Lourdes Medina, Braudilio Vinent, Alcides Sagarra y Lázaro Bruzón.
Del ámbito internacional, resalta su entrevista a la rumana Nadia Comaneci,
primera en obtener la máxima calificación en una prueba gimnasta olímpica. La
lista incluye también a los más altos dirigentes del INDER del último medio
siglo cubano y a importantes federativos mundiales de varias especialidades.
En fin, que este curtido periodista jubilado (pero no
retirado), premiado en exigentes
concursos, colaborador de varios sitios digitales, distinguido con diversas
condecoraciones, evaluado como narrador por el mismísimo Bobby Salamanca,
timonel fundador del Círculo de Periodistas Deportivos de la UPEC, ha sido reconocido por las autoridades del sector en
Las Tunas con el Premio a la Excelencia Deportiva, un lauro que se confiere por primera vez a un
profesional de la prensa. Yo creo que nadie como Juan Emilio para
merecerlo.
Por Juan Morales Agüero