La Patria discurría por un momento histórico trascendental,
con el imperialismo acechando el instante de rapiña mientras nuestros mambises
forzaban a España a librar su último combate colonial. Sabedor de la necesidad
de su presencia en el campo de batalla y de los riesgos que esa actitud
entrañaba, cayó Martí en Dos Ríos el 19 de mayo de 1895, hará mañana 112 años.
Su prematura desaparición física resultó un tremendo golpe
para la revolución en ciernes. El Apóstol, sin embargo, transfirió a sus
continuadores un perpetuo ejemplo de integridad
y un riquísimo legado en el orden ideológico. De ahí su recurrencia en
cada combate librado por Cuba en aras de fortalecer valores éticos y morales a
tono con la sociedad que pretendemos construir.
Cobran hoy inusitada actualidad las críticas martianas a los
anexionistas y vendepatrias, así como su
clamor de rebeldía en favor de la unidad para cerrarle el camino al “gigante de
las siete leguas”. Nos enseñó, además, que al enemigo poderoso se le puede
derrotar con ideas poderosas. Eso explica por qué su pensamiento forma parte
indisoluble de la Revolución Cubana.
La justicia fue uno de los valores más defendido por Martí.
"Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la Naturaleza la necesidad de
justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la
justicia no está conseguida, se pelea”, escribió en el diario bonaerense La
Nación en 1888. Y dijo en Patria en 1894: "La justicia, la igualdad del
mérito, el trato respetuoso del hombre, la igualdad plena del derecho: eso es
la revolución."
A la dignidad le otorgó su pluma relevancia y connotación,
porque “es el bien fundamental sin el cual ninguno de los otros tiene sentido”.
Al relacionarla con la propia justicia, señaló: “… si en las cosas de mi patria
me fuera dado preferir un bien a todos los demás, un bien fundamental, que de
todos los del país fuera base y principio, y sin el que los demás bienes serían
falaces e inseguros, ese sería el bien que yo preferiría: yo quiero que la ley
primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena
del hombre”.
En el ideario martiano abundan las referencias a valores
como el patriotismo (“…es la mejor levadura de todas las virtudes humanas”), el
deber ("El deber ha de cumplirse sencilla y naturalmente."), libertad (… cuesta muy cara, y es necesario,
o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio."),
verdad ("La verdad no se razona; se reconoce, se siente y se ama.")…
Del magisterio del Héroe de Dos Ríos dijo Fidel en el XX Aniversario del asalto al Cuartel
Moncada: “Martí nos enseñó su ardiente patriotismo, su amor apasionado a la
libertad, la dignidad y el decoro del hombre, su repudio al despotismo y su fe
ilimitada en el pueblo (…). Nadie en América vio tanto como vio él; nadie
comprendió mejor que él las raíces de la Revolución Cubana, el presente que le
tocó vivir y el futuro de Cuba y América".
Por Juan Morales Agüero