Los medios de prensa nacionales y en todas las provincias
cubanas dedican una amplia cobertura al trascendental proceso de consulta
popular del proyecto de Reforma de la Constitución vigente desde 1976.
Si en aquella ocasión la Carta Magna fue considerada como
una de las más avanzadas de la región, por su contenido socialista,
humanitario, democrático y popular, no hay dudas de que la nueva propuesta, es
mucho más abarcadora y audaz.
Se trata de un texto, basado en las ideas del Héroe Nacional
José Martí y el legado de Fidel Castro sobre la República, la independencia
nacional, la soberanía y los derechos humanos, que garantizan el pleno
ejercicio de una verdadera democracia.
No obstante, las opiniones de los ciudadanos en las
reuniones convocadas en centros de trabajo, organizaciones sociales, en las
comunidades y a través de las emisoras
de radio, la televisión y la prensa escrita, resultan enriquecedoras.
Son pruebas, de la cultura política adquirida en cerca de 60
años de Revolución, en los cuales millones de cubanos hemos construido sólidos
cimientos de la sociedad que queremos, a pesar de las múltiples dificultades
por las que transitamos.
Es cierto, que en la mayoría de los preceptos enunciados en
el proyecto, existe consenso de la población, pero en otros, suman miles, las
propuestas de adiciones y modificaciones, para lograr un texto final, que se
ajuste más a las tradiciones, aspiraciones e idiosincrasia del cubano.
Hay plena seguridad, de que todas las opiniones serán
analizadas y tenidas en cuenta, al momento de redactar la versión definitiva,
que será presentada a la Asamblea Nacional del Poder Popular para su aprobación
y luego sometida a un referendo
nacional.
El proceso apenas ha comenzado, y los criterios emitidos
prueban la voluntad generalizada de tener una Constitución ejemplar, que
garantice derechos, deberes, compromisos, y sobre todo, la necesaria unidad
para enfrentar los retos de los próximos años.
En este empeño, los periodistas desempeñamos el papel que
nos corresponde, cono voceros de la población, en sus variadas preocupaciones y
criterios, pero con un objetivo supremo¬, perfeccionar nuestra democracia
socialista y lograr, como dijera Martí: “Yo
quiero que la ley primera de nuestra república, sea el culto de los
cubanos a la dignidad plena del hombre”.
Por: Luís M. Quesada Kindelán.