lunes, diciembre 02, 2019
Tras el fracaso del Moncada, los largos meses de prisión y del exilio, la férrea voluntad del líder revolucionario y quienes le siguieron, escribían una nueva página de heroísmo, tenacidad y firmeza.
La travesía del Granma, el angustioso desembarco, la dispersión inicial y el reagrupamiento de la pequeña tropa, resultó una verdadera odisea, pero Fidel nunca perdió su seguridad en la victoria.
Cuando logró reunir una docena de los expedicionarios y siete fusiles en las montañas de la Sierra Maestra, exclamó con su característico optimismo¬, ¡”Ahora sí ganamos la guerra”.
Sin lugar a dudas, que aquellos primeros días, constituyeron una gran escuela, de la que supieron extraer sus enseñanzas los futuros combatientes, que engrosaron las filas del Ejército Rebelde. La historia de los acontecimientos posteriores así lo reafirma.
Llegaron días de intensos combates, hasta conquistar la victoria del Primero de Enero de l959.
Pero con ella, solamente habíamos alcanzado el primer peldaño de una nueva batalla, mucho más larga, dura y difícil, contra un enemigo poderoso que constantemente nos acecha.
Esa es la lucha, que hemos librado en los 60 años de Revolución Socialista, cuyas conquistas económicas y sociales nadie puede negar, y por las cuales, un pueblo entero está dispuesto a defender hasta con sus propias vidas.
Aquel 2 de diciembre de 1956 fue la prueba más elocuente, de la enorme estatura moral de Fidel y sus compañeros, de los campesinos de la Sierra y de quienes se fueron uniendo a las filas del nuevo Ejército Libertador.
Esa tradición de mambises, eternamente rebeldes y anticolonialistas, nos acompaña hasta nuestros días y seguirá existiendo, mientras exista imperialismo, esclavitud e injusticias que combatir.
En el aniversario 63 del desembarco del yate Granma y día de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, recordamos una vez más a todos los que lucharon y cayeron por la Patria libre y soberana que hoy tenemos.
La travesía del Granma, el angustioso desembarco, la dispersión inicial y el reagrupamiento de la pequeña tropa, resultó una verdadera odisea, pero Fidel nunca perdió su seguridad en la victoria.
Cuando logró reunir una docena de los expedicionarios y siete fusiles en las montañas de la Sierra Maestra, exclamó con su característico optimismo¬, ¡”Ahora sí ganamos la guerra”.
Sin lugar a dudas, que aquellos primeros días, constituyeron una gran escuela, de la que supieron extraer sus enseñanzas los futuros combatientes, que engrosaron las filas del Ejército Rebelde. La historia de los acontecimientos posteriores así lo reafirma.
Llegaron días de intensos combates, hasta conquistar la victoria del Primero de Enero de l959.
Pero con ella, solamente habíamos alcanzado el primer peldaño de una nueva batalla, mucho más larga, dura y difícil, contra un enemigo poderoso que constantemente nos acecha.
Esa es la lucha, que hemos librado en los 60 años de Revolución Socialista, cuyas conquistas económicas y sociales nadie puede negar, y por las cuales, un pueblo entero está dispuesto a defender hasta con sus propias vidas.
Aquel 2 de diciembre de 1956 fue la prueba más elocuente, de la enorme estatura moral de Fidel y sus compañeros, de los campesinos de la Sierra y de quienes se fueron uniendo a las filas del nuevo Ejército Libertador.
Esa tradición de mambises, eternamente rebeldes y anticolonialistas, nos acompaña hasta nuestros días y seguirá existiendo, mientras exista imperialismo, esclavitud e injusticias que combatir.
En el aniversario 63 del desembarco del yate Granma y día de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, recordamos una vez más a todos los que lucharon y cayeron por la Patria libre y soberana que hoy tenemos.
Por Luis Manuel Quesada Kindelán
