El avance
sociocultural alcanzado por esta provincia del oriente cubano está muy
estrechamente vinculado con el triunfo de la Revolución en enero de 1959.
Su principal centro urbano en esa fecha, la ciudad de Las
Tunas, fue acertadamente calificado por el Comandante en Jefe Fidel Castro,
como “una aldea atravesada por la carretera central”.
Y aunque muchos de
sus hijos, naturales o adoptivos, pugnaban
por hacerlo, su desarrollo cultural estaba muy distante de otras ciudades del
país.
Fueron numerosos los intentos para emerger en este aspecto y
que aportaron sus frutos en algunas
manifestaciones del arte, la literatura y el periodismo.
En el siglo XIX comienza el azaroso quehacer de la prensa
tunera, cuando se instala una modesta imprenta y se edita el primer periódico
tunero.
Años más tarde, ya en el siglo XX, le siguieron otras publicaciones, que vieron
la luz en Puerto Padre, Colombia y la actual capital provincial, que tuvieron como principal exponente al
bisemanario “El Eco de Tunas” y su
director Rafael Zayas González.
Mientras tanto, el surgimiento de emisoras de radio desde la
década de los treinta, creó las
condiciones para la expansión de este medio.
Fueron, sin lugar a
dudas, acontecimientos que contribuyeron
a impulsar el desarrollo cultural en el territorio y las tradiciones artísticas
de los tuneros.
Lugar destacado corresponde a una institución creada por un
grupo de inquietos intelectuales del patio, entre ellos la pianista Victoria
Luisa Licea, “Nego”, el periodista Rossano Zamora, “Gallo” y otros amantes de la música, la poesía y la
literatura.
La humilde vivienda de Nego, en la esquina de las calles
Francisco Varona y Martí, se convirtió en la sede de aquella fundación cultural
conocida por Pro-Arte, precursora de las actuales Casas de Cultura, que funcionan en cada municipio.
Las actividades impulsadas desde allí por un reducido grupo de artistas tuneros, se multiplicaron
en las diferentes instituciones sociales y
en la prensa radial y escrita de la localidad.
Los tuneros de hoy, somos fieles seguidores de ese legado.
Nuestros centros culturales crecen y las escuelas de arte
rinden valiosos frutos, para que sigamos cultivando ese gran caudal de
talentosos músicos, poetas y escritores, que prestigian la cultura del
territorio.
Por: Luís Manuel
Quesada Kindelán.