Internet irrumpió en el periodismo cubano con la
impetuosidad de una tormenta severa. En unos pocos años, reformó patrones e
impuso estilos. La mayoría de nosotros asistió boquiabierta a esta suerte de
ordeno y mando que hizo añicos una ya obsoleta manera de interpretar la
profesión.
Hoy, el periodismo digital tiene personalidad propia y no se
encasilla en ninguno de los medios tradicionales porque supone la utilización simultánea de todos los
soportes que ya conocemos -texto, sonido, fotos, vídeos y gráficos fijos o
interactivos- para producir un lenguaje plural, unificador y multimedia que va
a ser imprescindible para un elevado porcentaje de periodistas en todo el
mundo.
¿Es prensa escrita? No, porque, además de texto y fotos, utiliza audio y video. ¿Es televisión?
Tampoco, porque carece de conducción, sets y cámaras. ¿Es radio? Muchísimo
menos, porque, precisamente, posee el ingrediente que al dial le falta: imagen.
Entonces, periodísticamente hablando, Internet es una posibilidad alternativa,
un híbrido en posesión de lo mejor de cada uno de los medios citados. Y en
tanto síntesis orgánica de todos ellos, deviene el medio más completo, tanto
por sus recursos tecnológicos como por su inmediatez intrínseca.
Como una alternativa para contrarrestar la guerra mediática
a la que nos tienen sometidos nuestros enemigos, hoy casi todos los medios de
prensa de nuestro país están conectados a la también llamada superautopista de
la información. La mayoría navega allí viento en popa con sus propias ediciones
digitales y su propia imagen corporativa. Para concretar semejante objetivo,
los periodistas nos hemos tenido que someter a un intenso proceso de superación
profesional cuyo objetivo primario es dominar con la mayor eficiencia posible
las nuevas tecnologías para poder difundir por al mundo la realidad cubana de
una manera eficaz y con un lenguaje que
refleje fielmente nuestra manera de vivir y de pensar.
Pero antes de dominar el lenguaje, antes de conocer cómo se
debe escribir para un receptor global desconocido, es necesario que el
redactor-reportero de prensa conozca en qué consiste un medio digital y qué posibilidades ofrece
para divulgar su mensaje. Solo entonces deberá
determinar para quién escribe, a partir del conocimiento de que los
internautas suelen ser personas
preparadas: Profesionales, técnicos, profesores universitarios,
estudiantes de nivel superior, empresarios...
La mayoría utiliza la red para informarse acerca de qué
ocurre en el mundo y para actualizarse sobre los más disímiles asuntos científicos,
políticos, deportivos, sociales y culturales. Los internautas interesados en el tema Cuba, por ejemplo,
seguramente elegirán las páginas digitales cubanas para saciar su sed
noticiosa. Y allí debemos estar nosotros con un producto informativo completo,
atractivo, bien elaborado y de elevada calidad para que lo consuman hasta la
última línea.
Ese conocimiento
previo de para quién escribimos nos obligará también a utilizar al
máximo nuestra cultura general y a tener un buen dominio de los géneros periodísticos.
Además, a buscar temas de interés general, con tópicos novedosos capaces de
atrapar a esos 500 y tantos millones de personas que ya tienen Internet en su
trabajo, en la casa o disfrutan de la telaraña inalámbrica en un cibercafé.
Algunas características del lenguaje en Internet
1- No tiene límites de espacio ni de tiempo. Las
limitaciones de espacio de los medios escritos no existen en las páginas web,
pues en ellas tienen cabida tanto las simples notas informativas como los
grandes reportajes de investigación. Lo mismo ocurre con el tiempo radial on
line. Claro, Internet no está ajena
completamente a un principio del buen periodismo: lo bueno, si breve,
doblemente bueno.
2- Escriba con claridad su mensaje: Redacte sus materiales
de una manera sencilla, sin complejidades. Vaya directamente al grano. Tenga en
cuenta que el Internauta tiene ante sí millones de sitios por los cuales optar,
y, si no siente agrado por lo que lee desde la primera línea, accionará el
mouse de su PC y se irá a otra página.
3- Trate de no ser extremadamente consignista: Con esto
quiero decir que no pretenda convencer a sus lectores potenciales con retórica.
Emplee argumentos sólidos, juicios irrefutables, verdades como puños... Hay
resortes que funcionan bien entre nosotros los cubanos, pero que no surten el
mismo efecto entre personas de latitudes e ideologías diferentes. Convénzalos
de la justeza de nuestro proceso social a partir de un discurso firme, pero
sereno. Sea objetivo y no persuasivo.
4- Sea mesurado en el empleo de localismos: Hay palabras que solo cobran significado e
identificación entre nosotros. No obligue a los internautas a exprimirse las
neuronas tratando de adivinar en el contexto qué quiere decir el periodista
cubano con términos tales como anirista o cederista. Si tal inclusión dificulta
la lectura, opte por otras fórmulas más viables y prácticas. Eso no significa
que renunciemos a utilizar términos locales conocidos, desde luego.
5- Cuando pueda, explote el factor humano: Es una manera de asegurar que nos lean. Ponga
siempre en primer plano al hombre o a la mujer que protagonizan un hecho
determinado y remítase usted mismo a un nivel secundario. Los conflictos de las
personas, sus virtudes, deseos, expectativas, alegrías y esperanzas suelen interesarle
mucho al gran público, de ahí que debamos
tener en cuenta todo eso a la hora de escribir sobre cualquier asunto.
6- Escriba para un lector mundial: No olvide que su página
web puede ser consultada lo mismo en Alaska que en la Patagonia. Usted escribe
para un lector mundial y su sitio es un medio internacional. Sea competitivo a
la hora de escribir y no tema hacer alusiones a asuntos extranacionales. Si,
Tiempo21 es una página tunera, y debe reflejar la realidad de su territorio.
Pero eso no excluye que inserte en sus secciones todo el acontecer del mundo
que desee y le interese.
7- Sea preciso y concreto: Comuníquese en el lenguaje global
de sus destinatarios. Trate de equilibrar la extensión de la comunicación en
función del público y de la finalidad perseguida. Si un trabajo merece solo una
cuartilla, no le dedique dos. Tenga presente, como ya se ha dicho, que las
palabras no significarán lo mismo para todas las personas que eventualmente
puedan visitar la página.
8- Evite la profusión de siglas: Los cubanos somos
inventores de siglas por naturaleza. Evite incluir las menos conocidas en sus
materiales. Si se ve obligado a insertar alguna, diga primero su significado.
Desde luego, hay siglas internacionales que no necesitan decodificarse, como ONU,
UNESCO, SIDA, OTAN, etc. Pero no dude en emplear las siglas cubanas de más
connotación: UJC, PCC...
9- Apele a la imaginación y a la cultura: No sea plano
cuando escriba. La sencillez no está reñida con la belleza a la hora de
escribir. Cuando el tema lo amerite, narre, describa, reseñe, retrate, sueñe...
Escriba con apego a las normas del idioma y enuncie con claridad, elegancia y
concisión lo que pretende decir.
Demuéstrele a los internautas cuánto ha avanzado nuestro pueblo culturalmente
gracias a la Revolución sin tener que decírselo explícitamente. Martí dijo una
vez que “la verdad llega más rápido cuando se dice de una manera hermosa”.
10- Recurra a las opciones de la red: Recuerde que la web no
solo utiliza palabras. El lenguaje cibernáutico exige el empleo de mapas,
gráficos, tablas, fotos, imágenes, sonidos... De otra manera, estará utilizando
la PC como una simple máquina de escribir. Cada vez que pueda, apele a este
tipo de recursos de multimedia, que amplifican enormemente la difusión y la comprensión
del mensaje en la superautopista de la información. Muy pocos internaturas se
detienen a leer páginas de solo texto.
Exija color y variedad tipográfica en sus materiales.
11- No contamine sus materiales: Las frases hechas y lugares
comunes manifiestan pobreza de lenguaje y pueden acarrearle la huída de sus
lectores (masivo acto, digno ejemplo, prestigioso jurado...). No adjetivice
demasiado. El buen periodismo suele ser parco en su uso, y solo apela a ese
recurso para escoger los más concretos,
simples, directos y definidores (¿qué se le deja a Pavarotti?). No apele a
muletillas tales como asimismo, en otro orden de cosas, por otra parte, ahora
bien... Son de pésimo gusto y demeritan la pluma de quien las escribe.
12- Pulimente el estilo: Conciba textos aspirantes a modelos
de limpieza, claridad, exactitud y elegancia en el uso del idioma. Al final, si
no amamos nuestra lengua y no respetamos
a los lectores, tampoco podemos exigirles que nos lean. En el periodismo
digital este principio es fundamental para que una página web perdure en la
preferencia de sus visitantes en potencia. Recuerde que la web es muy
competitiva y que el cibernauta tiene muchas opciones.
13- Argumente sus trabajos: No publique sus trabajos sin
antes consultar Internet. Si algo bueno tiene la gran red, es que en ella está
prácticamente toda la información indispensable para abordar cualquier asunto,
por peliagudo que sea. Argumente sus materiales periodísticos con lo último que
existe sobre ellos. Visite sitios especializados y examine estadísticas. Hable
con el editor o con el webmaster y pídale que le baje los elementos necesarios.
Eso le granjeará respeto entre sus lectores y
hará posible que sus materiales naveguen con el máximo de rigor.
14- Imprima su sello personal: Dote a sus materiales de una
distinción estilística que marque a la página y que se inserte en la manera
colectiva de concebirla. Utilice frases cortas y aborde rápido la idea. No
floree. Lo que les está permitido a regañadientes a los medios tradicionales, en
Internet es nefasto.
15- Revise sus materiales: Revise una, dos, tres veces sus
materiales antes de entregarlos a su editor de página. Aplique correctores
ortográficos y de gramática. Nada ahuyenta más a los usuarios de Internet que
losa errores ortográficos o de redacción.
El mejor reportaje se puede perder por esta razón. Evítela.
En fin, colegas, si tenemos estos requerimientos en cuenta,
seguramente podremos incursionar en la web de una manera decorosa y difundir
por todo el planeta un producto informativo de mejor factura. El Periodismo es
un ejercicio que exige superación cotidiana. Internet continuará siendo para
nosotros durante un buen tiempo todavía un medio novísimo. Debemos pues
continuar adiestrándonos en su utilización y explotar convenientemente toda la
amplia gama de posibilidades que ofrece.
Solo así conseguiremos ponernos a tono con el mundo.
Por Juan Morales Agüero