La confianza de Fidel en el pueblo y la confianza que él
mismo inspira son dos de las muchísimas virtudes del Líder Histórico de la
Revolución que el decano del periodismo en Las Tunas, Luis Manuel Quesada
Quindelán, exalta a partir de sus vivencias personales.
“Tuve la dicha de estar en varios lugares el día en que el
Comandante en Jefe los visita”, dice y cuenta numerosas anécdotas de esos momentos que califica de
trascendentales en su formación política.
“La primera vez que estuve cerca de él fue el domingo 11 de
junio, del año 1961. Yo había sido seleccionado, entre otros compañeros, para
impartir clases en el campamento
nacional Camilo Cienfuegos, de la Brigada Juvenil de Trabajo Revolucionario, en
Pino del Agua, una de sus brillantes ideas que procura impregnar en ese segmento voluntad de
sacrificio y entrega, eran los Cinco Picos, en alusión a las veces que debían
ascender esa elevación de la Sierra
Maestra.
“Ese día departe con los muchachos, en un intercambio
distinguido por su capacidad para indagar por lo ´humano y lo divino´, de
conversar de sus sueños de refundación
de un país mejor para el pueblo, de los programas de desarrollo…
“Al sitio llega como a las 7:00 de la mañana, y al
mediodía alzan el vuelo los dos
helicópteros que traían. Nosotros los despedíamos y el que iba Fidel se
desploma. Todos pasamos tremendo susto, pero felizmente él sale sacudiéndose el
polvo y como para relajar tensiones nos
propone ubicar algunos objetos para
dispararles. Esa práctica de tiro improvisada nos devuelve la calma”, cuenta
Quesada.
Después tiene otros encuentros, cada uno convertido en acontecimiento que
recuerda hasta en el más mínimo detalle,
“todos muy emotivos por el
desenfado con que Fidel dialoga con sus interlocutores, por el optimismo que
trasmite…, y porque uno conversa con él
y al rato pasa esa fuerte impresión inicial y la conversación transcurre como
entre compañeros de toda la vida.”
“Así es Fidel, una figura que trasciende las fronteras
nacionales y se yergue con dimensión mundial, porque sus luchas y sus desvelos
por la humanidad le reservan un lugar en el corazón de los pueblos del mundo”,
sentencian Quesada y su compañero de campamento Amaury del Río Zayas, quien
comparte también esas inolvidables experiencias.
Texto y foto: Jorge Pérez Cruz