Como en toda Cuba, los tuneros desplegamos una intensa actividad en los preparativos y realización de la exitosa Campaña de Alfabetización en 1961, cuando cerca de un millón de compatriotas aprendieron a leer y escribir.
Fue un esfuerzo extraordinario, en el que participaron
decenas de miles de estudiantes, trabajadores y maestros de todas las
enseñanzas, quienes realizaron con sumo placer intensas jornadas de trabajo.
Las Tunas, era entonces el municipio más grande en extensión
de la antigua provincia de Oriente, con más de 4 mil kilómetros cuadrados y
abarcaba los territorios de Manatí,
Jobabo, Las Tunas, Majibacoa y Cauto el Paso, en la actual provincia de Granma.
Se contabilizaron más de
30 mil 800 analfabetos, diseminados en el amplio territorio tunero, una
cifra que implicaría la movilización de varios miles de alfabetizadores,
profesores y técnicos, no solo del municipio, sino de otras regiones cubanas.
Lo más impresionante de los preparativos, resultó el enorme entusiasmo de los jóvenes
estudiantes que fueron convocados y su
firmeza para cumplir con aquella tarea, sin importar las dificultades y
peligros que enfrentarían.
Como en el resto de los municipios del país, se trabajó con
un plan estructurado nacionalmente, que contemplaba el empleo de la radio y la
prensa escrita como vehículos movilizadores junto a las organizaciones
juveniles, femeninas, campesinas y sindicales.
La meta era llegar con el mensaje a toda la población
tunera, pero en especial a los futuros alfabetizados y a los 3 mil 360 brigadistas
“Conrado Benítez”, los 2 mil 324
alfabetizadores populares, los 446 alfabetizadores obreros y los 534
maestros, que participaban en la tarea.
Los periódicos y
emisoras de radio del extenso municipio oriental desempeñarían un papel de
primera línea en la constante comunicación con tan gigantesco contingente, cuya
respuesta no se hizo esperar, mediante el tesón, el sacrificio y hasta la
heroicidad para vencer obstáculos.
Las improvisadas aulas, los faroles que cada noche se
encendían, las cartas, breves pero sumamente emotivas, escritas por los recién
alfabetizados, fueron motivos de conmovedores relatos, de los cuales los medios
se hacían eco.
Ello complementa el trabajo de propaganda mediante el uso de
volantes, afiches, carteles, vallas y murales, confeccionados con el empleo de
técnicas rudimentarias y los escasos recursos de la época.
El esfuerzo mancomunado de los tuneros y de quienes vinieron
a participar en aquella gesta histórica, condujo finalmente a la victoria.
Fue muy emocionante para todos, cuando aquel 16 de diciembre
de 1961, fue izada en la Plaza Calé, la
bandera que identificaba al municipio como
Territorio Libre de Analfabetismo.
Por: Luís Manuel Quesada Kindelán.