En 1961, el territorio cubano estaba integrado por 6 provincias: Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey y Oriente.
A esta última pertenecía el entonces municipio Victoria de
las Tunas, que se extendía desde el
Puerto de Manatí, en la costa norte, hasta sus sureños barrios Jobabo y Cauto
del Paso, en la zona del Golfo de Guacanayabo y de la desembocadura del Río
Cauto.
Por su extensión territorial era el mayor de Oriente y el
cuarto del país, con un alto índice de analfabetismo, principalmente entre su
mayoritaria población rural.
En estas condiciones, la propaganda directa y los medios de
difusión de la época constituyeron un importante elemento movilizador al
servicio de las nacientes organizaciones políticas, sociales y de masas
involucradas en la tarea.
En el territorio de Las Tunas, los medios locales de prensa
escrita y radial, a pesar con no contar con personal especializado, desempeñaron un importante papel,
estrechamente vinculados con el Consejo Municipal de Alfabetización.
La efectividad de los mensajes acerca de aquel histórico
objetivo de la Revolución movió la voluntad de la inmensa mayoría de los
ciudadanos.
El inconmensurable valor humano de la Campaña, que a diario
se desarrollaba en cada rincón del municipio resultaba la fuente del
ininterrumpido caudal informativo en todas direcciones.
Los avances y dificultades en las diferentes fases de la
tarea, eran diariamente reflejados por los medios locales, mediante crónicas, entrevistas e
informaciones, que elaboraban reporteros voluntarios.
Programas radiales dirigidos a la gente de nuestros campos y
a la población en general, resultaron extraordinariamente efectivos en la
transmisión de los mensajes informativos y orientaciones el movimiento
alfabetizador.
En ellos, los poetas y repentistas, reflejaban en sus
décimas los más variados temas de la campaña, mientras que humoristas,
cantantes y grupos musicales aficionados,
acudían hasta las comunidades más lejanas para estimular a los alumnos,
maestros voluntarios y los vecinos.
El esfuerzo divulgativo por diferentes vías, sirvió de
importante apoyo a la labor directa de persuasión y el vínculo personal, que se desarrolló entre analfabetos, maestros
y la población.
Al final, no solo se cumpliría el objetivo principal de
enseñar a leer y escribir, se fortalecieron los lazos de amistad, solidaridad y
unión entre millones de cubanos, que se
mantienen hasta hoy a pesar de la distancia y el tiempo transcurrido.
El incipiente periodismo tunero de aquellos tiempos, con
escasez de recursos y limitados conocimientos de la profesión escribió una hermosa página de consagración a
la tarea que les fue encomendada.
Por: Luís Manuel Quesada Kindelán.