El periodismo fue una profesión consustancial al Comandante
Ernesto Guevara desde los tiempos de su
adolescencia argentina.
Cuentan sus contemporáneos que siendo un mozalbete,
fundó en su natal Rosario la revista Tackle, en cuyas páginas solía reseñar con
conocimiento de causa los resultados de los torneos locales de fútbol rugby.
Durante su estancia en México, en 1954 dio cobertura como
reportero gráfico para una agencia de noticias a los VII Juegos Deportivos
Centroamericanos y del Caribe. Divertido, revelaría años después que los
propietarios de la citada agencia se esfumaron con el dinero y no le pagaron ni
siquiera un centavo por sus instantáneas atléticas.
Pero fue el periodismo de barricada el que marcó con mayor
nitidez su recia personalidad de hombre novísimo. En su ejercicio, su talento
guerrillero se desdobló en capacidad comunicadora. En uno y otra dejó una
huella indeleble en diferentes momentos de su ejemplar existencia
revolucionaria en varias publicaciones cubanas y extranjeras.
Cuando la legendaria Sierra Maestra sintió sobre su lomo la
presencia de los primeros barbudos, el Che comenzó a editar en El Hombrito su
versión de El Cubano Libre, el periódico fundado por nuestros mambises en 1868
y vuelto a imprimir en la manigua en 1895. La publicación se inspiraba
nuevamente en los nobles propósitos de sus predecesores, llenos de patriotismo
y fervor revolucionario.
El primer número de El Cubano Libre no consigna por ninguna
parte su fecha de edición. Está «tirado» en mimeógrafo y lleva en su machón el
siguiente subtítulo: «De nuevo en la manigua redentora. Órgano del Ejército
Revolucionario. Sierra Maestra. Nueva Era».
Su Editorial, titulado Un nombre glorioso, decía:
«Cuando nuestra Patria estaba en los albores de su
existencia como nación independiente, surgió de la manigua la voz magnífica del
periodismo mambí. Su título era una profesión de fe en el futuro: El Cubano
Libre. ¿Y qué mejor lema para este momento angustiado de nuestra historia?»
En El Cubano Libre de la manigua serrana el Che redactó la
sección nombrada Sin bala en el directo, y firmaba con el seudónimo de El
Francotirador. Años después, cuando se concretó el triunfo del Ejército Rebelde
sobre las tropas de la dictadura batistiana, siguió escribiéndola y firmándola
igual en la revista Verde Olivo.
De esa época de su trayectoria diría un autor acerca del Che
Guevara periodista: «Escribe crónicas ocasionales, dardos agudos, afilados al
calor de la actualidad, plenos de ironía, donde se hace visible su estilo, su
sentido del humor, su capacidad de polemista…»
Pero no se quedó en la tinta su proclividad por el
periodismo comprometido. También en la Sierra Maestra fundó la emblemática
emisora guerrillera Radio Rebelde, cuyas frecuencias buscaba cada noche el
pueblo cubano para conocer la verdad de lo que estaba sucediendo en el país y
desmentir los partes del gobierno.
Lo que luego sería un libro titulado Pasajes de la guerra
revolucionaria fueron, primero, artículos periodísticos aparecidos en la prensa de los años iniciales de la
alborada redentora. El Che continuó siendo después del triunfo el mismo hombre
preocupado por lo que ocurría en torno suyo, y hacia esa dirección dirigió su
pluma.
Cuando se habla de periodismo pleno y comprometido, su
nombre no necesita ser convocado ni
sugerido. Acude por derecho propio.
Por Juan Morales Agüero