Las Tunas.- Estaba con colegas y amigos cuando lo sorprendió la noticia. Incluso entre algún que otro tintineo. E hizo un gesto peculiar, eso de apretarse fuerte la pierna y después dar golpecitos sobre la mesa. Una cosa muy suya. Ipso facto la emoción eclipsó a todos: István Ojeda Bello traía a 26, el Premio Anual Juan Gualberto Gómez.
Este muchacho de 36 años, una suerte de Quijote nuestro, no
solo sobresale por ser galardonado en la categoría de Periodismo Digital y la
excelencia de combinar historias con diferentes recursos y plataformas
multimediales. Sus molinos son acaso más sencillos o grandes. Tiene la
debilidad de desnudar a Las Tunas, constantemente, y hurgar en cualquier cosa
que los lectores quieran saber.
Quienes lo conocieron en sus tiempos del Ipvce Luis Urquiza
Jorge no sospecharon que se inclinaría por el Periodismo. Era más de los
números, de buscar el 101 en las pruebas de Matemáticas. Para él mismo fue una
sorpresa.
"Esa pregunta me la hizo mi hija Isabel hace como un
mes. ¿Por qué Periodismo? Pura casualidad. El día de la prueba de aptitud fui
allí como un reto y después de pasar el examen me dije: voy a estudiar esta
carrera, aunque mis nociones no fueran más allá de leer a Pastor Batista y de
haber escrito Guerra de los tacos, una especie de crónica o composición en la
prueba para entrar a la vocacional.
"Le di la noticia a mi papá y vino acompañada de un
gran compromiso. Entonces empecé a vislumbrar cómo era la profesión. Al revés.
No fue un sueño acariciado, pero al final era lo que yo quería ser. En la
Universidad descubrí el encanto de escribir, de encontrar las palabras para
decir lo que uno tiene atorado.
"Como reportero tengo mis abrevaderos: cada día me plantea
algo diferente. Hoy estoy en Guayabal conversando de platos tradicionales con
una mujer maravillosa y la semana próxima veo cómo se fabrica el ron. No me
imagino cómo sería trabajar en una fábrica, con las mismas rutinas,
invariablemente".
En la vida de István el periódico Universitario tiene un
pedacito que siempre late. Trabajó mucho cuando aquel se convirtió en digital.
Allí aprendió a llegar a estudiantes y profesores desde los formatos no
tradicionales, a actualizar todos los días los contenidos. Asegura que más del
60 por ciento de los conocimientos que adquirió en la Universidad le llegaron a
través de ese espacio, entre los rostros de un equipo entrañable de amigos.
"En los últimos 10 años yo he tenido un mayor
acercamiento al Periodismo Digital. Pasé de tener una visión panfletaria a una
más objetiva de los procesos. Nosotros no solo estamos en las plataformas para
llevar al mundo la realidad cubana. Sí, eso hace falta, pero tenemos que hablar
de las personas que están aquí mismo en Cuba, de sus problemas, los fenómenos
que les afectan, sus preocupaciones".
István gusta mucho de escribir temas que otros rehúyen como
la política internacional y la economía. Es apasionado en los discursos, cabal
con sus ideas y cuando se molesta, se molesta. Siempre está cocinando algún
proyecto, aunque se desaparezca de la Redacción.
Este premio no es causa del azar. Es el resultado de su
olfato, tenacidad; de ser un hombre multimedial, si eso existe, que escribe y
siente en fotos, audios, videos, líneas de tiempo, infografías y muchos otros
lenguajes que afloran en las madrugadas.
"No espero un gran tema para redactar. No me gusta
pensar demasiado. Prefiero los pequeños momentos. La vida me ha enseñado que
hay que gozar los detalles para que valga la pena. Uno puede escribir, por
ejemplo, un comentario aparentemente intrascendente sobre un libro, después el
autor, que vive muy lejos y es de otra cultura, agradece la osadía y eso es
gratificante. Aprendí también que lo más importante no es que las personas estén
o no de acuerdo con uno, sino que lean y piensen en el tema que tú llevaste a
su mesa".
Recuerda las circunstancias que le hicieron conocer a
Eduardo Dimas. Gracias a un concurso sobre la realidad de América Latina
otorgado por la fundación Guillermo Torriello tuvo la oportunidad de acercarse
al que él considera su mentor en los temas de opinión. Me cuenta cómo las
conversaciones que sostuvieron fueron un faro en su comprensión de temas
cruciales de la política internacional.
No le gusta hablar de premios. Aunque ya ha sido galardonado
con una mención antes en el "Juan Gualberto Gómez", en la misma
categoría; en el de fotografía Lente Joven y otros certámenes como el
"Ubiquel Arévalo", en la provincia.
Tiene la canción Papel en blanco de Buena Fe como un atisbo
del drama propio. Isabel es la princesa suya, que colorea con preguntas y
anécdotas todos sus días. Y deja ver otras pasiones. Como quien, por un período
corto, lo inspiró a escribir crónicas, y todavía lo hace, aunque ya no le
salgan de tan adentro. Se considera un hombre que "trata de esconder el
alma, aunque al final siempre se le ve".
István ofrece una brisa fresca para encontrar nuevas formas
de hacer el periodismo de estos tiempos. Desde cualquier plataforma, y con
múltiples recursos, pero fiel a su verdad. Y para nosotros, la Redacción de 26,
es un orgullo y un gran amigo.