La celebración en Las
Tunas del Acto Nacional por los 58 años de la Federación de Mujeres Cubanas
deviene excelente oportunidad para recordar a la primera fémina que ejerció el
periodismo en nuestro país. Se trata de la camagüeyana Domitila García de Coronado,
quien, además de ejercer la profesión, fue una destacada maestra de escuela.
La citada Domitila nació en la tierra de los tinajones el 7
de mayo de 1847. Desde temprana edad comenzó a manifestar inclinaciones por la
literatura, preferencia que la llevó a fundar en el año 1866 la revista El
Céfiro. Tenía solamente 21 primaveras cuando compuso en la imprenta propiedad
de su padre el primer documento revolucionario, editado en 1868.
En lo sucesivo prosiguió esa labor que había comenzado en
1865, cuando la Junta de Conspiradores que se enfrentaba al colonialismo
español imperante en la isla le encomendó la impresión de las proclamas y
circulares que se enviaban al extranjero como propaganda política.
Tiempo después, la joven se trasladó a La Habana, donde
publicó la primera obra de antología realizada en Cuba: Álbum Poético
Fotográfico de Escritores y Poetisas Cubanas, la cual dedicó a su coprovinciana
Gertrudis Gómez de Avellaneda, de gran prestigio en las letras cubanas. Por
entonces Domitila publicó su novela Los enemigos íntimos.
En 1869 se hizo colaboradora del mensuario El Eco de las
Damas. Y en 1870 imprimió, a riesgo de su vida, el periódico revolucionario
Laborante. Tiempo después salió a la luz su libro Consejos y consuelos de una
madre a su hija, medallista de bronce en la Exposición Universal de París. En
1888 salió de su pluma la biografía del médico cubano Tomás Romay, la cual
elaboró con notas históricas sobre la vacuna en América.
Domitila se casó con el maestro Tomás Coronado, y junto a él
impartió clases en el colegio privado habanero Nuestra Señora de los Ángeles.
Se le considera Decana de las maestras de Instrucción Superior. Fundó la
Academia de Tipógrafas y Encuadernadoras de La Habana y colaboró en
publicaciones como El Correo de las Damas y El Diario de la Familia.
Domitila fue Socia de Mérito y Facultativa de Honor en la
mayoría de las sociedades literarias y de recreo de la Cuba de entonces. Mujer
modesta y sencilla que jamás reclamó homenajes ni privilegios, tuvo una
vejez pobre anónima. Falleció en 1938 en
La Habana a la edad de 91 años.
Por Juan Morales Agüero