La noticia del fallecimiento de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso ha conmocionado a la sociedad cubana. Devenida mito por la extraordinaria huella que dejó con su arte durante más de medio siglo en los más exigentes y variados escenarios del mundo, su desaparición deja un gran vacío y un sentimiento de dolor entre sus millones de admiradores.
Las Tunas fue en varias oportunidades anfitriona de esta excelsa artista. Aquí bailó por primera vez junto a su compañía en noviembre de 1962. El escenario fue el estadio Velásquez, donde hoy se encuentra el estadio Julio Antonio Mella. Cientos de tuneros acudieron a disfrutar allí de la entrega de quien es considerada por la crítica como una de las mejores bailarinas de danza clásica y contemporánea de todos los tiempos.
Sus visita en noviembre de 1987 fue memorable: la Asamblea Provincial del Poder Popular le otorgó la Placa Conmemorativa de la ciudad de Las Tunas, acuñada con motivo del 190 aniversario de su fundación, y que la declaró Huésped Ilustre, primera personalidad en recibirla. Se la entregó Alfredo Hondal, entonces primer secretario del Partido en la provincia.
En esa visita recorrió instituciones de la ciudad, como el Memorial Mártires de Barbados, y asistió a la gala que hizo en su honor el grupo folclórico Petit Dancé. Estuvo presente también en el lanzamiento del libro Giselle, una antología fotográfica de su esposo Pedro Simón, director del Museo de la Danza, relacionada con la participación de la diva en esa obra clásica.
El año 2010 le reservó a Alicia otro reconocimiento tunero, en el contexto del aniversario 90 de su natalicio, cuando la Asamblea Municipal del Poder Popular le hizo entrega en el Memorial Vicente García de su máxima condecoración: el Escudo de la Ciudad. También la delegación provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en la persona de su presidente, Carlos Tamayo, le confirió la réplica de la pluma de marfil con la que escribió Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.
Alicia dijo entonces: “Me es difícil expresar todo lo que se siente cuando se reciben tantos honores y con tanto cariño. He estado en Las Tunas cuatro veces, dos bailando y dos cuando no bailaba. Las cuatro son inolvidables. En cada una he dejado un pedacito de mi corazón. Gracias por haber preservado esos pedacitos juntos y habérmelos entregado hoy”.
En esa ocasión, Miguel Cabrera, historiador del Ballet Nacional de Cuba, presentó en el Teatro Tunas el libro De la semilla al fruto: la compañía, escrito por el periodista tunero José Luis Estrada, jefe de la página cultural del diario Juventud Rebelde, un texto testimonial que recoge parte de la trayectoria del célebre colectivo artístico y de su ilustre promotora.
Alicia visitó Las Tunas en otras oportunidades junto a su colectivo artístico, siempre con una extraordinaria acogida. En abril de 2012, por ejemplo, en el lobby del Teatro Tunas el Museo Nacional de la Danza organizó la muestra «Imágenes salvadas», 50 fotografías de momentos estelares de la bailarina hechas por artistas del lente tan notorios como Alberto Korda y Liborio Noval. El Mariachi Tunas ofreció un concierto en su honor.
La desaparición de Alicia Alonso, a los 98 años de edad, entraña para los tuneros la pérdida de una verdadera amiga. Ella siempre les mostró gratitud y simpatías por las atenciones recibidas. No obstante, la impronta de sus visitas y de sus presentaciones permanecerá eternamente entre nosotros. Los artistas de su estirpe siempre trascienden a la muerte.
Las Tunas fue en varias oportunidades anfitriona de esta excelsa artista. Aquí bailó por primera vez junto a su compañía en noviembre de 1962. El escenario fue el estadio Velásquez, donde hoy se encuentra el estadio Julio Antonio Mella. Cientos de tuneros acudieron a disfrutar allí de la entrega de quien es considerada por la crítica como una de las mejores bailarinas de danza clásica y contemporánea de todos los tiempos.
Sus visita en noviembre de 1987 fue memorable: la Asamblea Provincial del Poder Popular le otorgó la Placa Conmemorativa de la ciudad de Las Tunas, acuñada con motivo del 190 aniversario de su fundación, y que la declaró Huésped Ilustre, primera personalidad en recibirla. Se la entregó Alfredo Hondal, entonces primer secretario del Partido en la provincia.
En esa visita recorrió instituciones de la ciudad, como el Memorial Mártires de Barbados, y asistió a la gala que hizo en su honor el grupo folclórico Petit Dancé. Estuvo presente también en el lanzamiento del libro Giselle, una antología fotográfica de su esposo Pedro Simón, director del Museo de la Danza, relacionada con la participación de la diva en esa obra clásica.
El año 2010 le reservó a Alicia otro reconocimiento tunero, en el contexto del aniversario 90 de su natalicio, cuando la Asamblea Municipal del Poder Popular le hizo entrega en el Memorial Vicente García de su máxima condecoración: el Escudo de la Ciudad. También la delegación provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en la persona de su presidente, Carlos Tamayo, le confirió la réplica de la pluma de marfil con la que escribió Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.
Alicia dijo entonces: “Me es difícil expresar todo lo que se siente cuando se reciben tantos honores y con tanto cariño. He estado en Las Tunas cuatro veces, dos bailando y dos cuando no bailaba. Las cuatro son inolvidables. En cada una he dejado un pedacito de mi corazón. Gracias por haber preservado esos pedacitos juntos y habérmelos entregado hoy”.
En esa ocasión, Miguel Cabrera, historiador del Ballet Nacional de Cuba, presentó en el Teatro Tunas el libro De la semilla al fruto: la compañía, escrito por el periodista tunero José Luis Estrada, jefe de la página cultural del diario Juventud Rebelde, un texto testimonial que recoge parte de la trayectoria del célebre colectivo artístico y de su ilustre promotora.
Alicia visitó Las Tunas en otras oportunidades junto a su colectivo artístico, siempre con una extraordinaria acogida. En abril de 2012, por ejemplo, en el lobby del Teatro Tunas el Museo Nacional de la Danza organizó la muestra «Imágenes salvadas», 50 fotografías de momentos estelares de la bailarina hechas por artistas del lente tan notorios como Alberto Korda y Liborio Noval. El Mariachi Tunas ofreció un concierto en su honor.
La desaparición de Alicia Alonso, a los 98 años de edad, entraña para los tuneros la pérdida de una verdadera amiga. Ella siempre les mostró gratitud y simpatías por las atenciones recibidas. No obstante, la impronta de sus visitas y de sus presentaciones permanecerá eternamente entre nosotros. Los artistas de su estirpe siempre trascienden a la muerte.
Por Juan Morales Agüero