
Las redes sociales, especialmente Facebook, resurgieron con la expansión del SARS-CoV-2 por el mundo, a juzgar por el crecimiento exponencial del número de usuarios que acudieron a la plataforma para seguirle la huella a la Covid-19. Los perfiles personales de los periodistas y los institucionales han visto aumentar como nunca antes las visitas, reacciones y comentarios a cada post.
En muchos casos permite acceder a los materiales de los medios digitales, en otros desmontar Fake News, una suerte de verificación de todo cuanto aparecía en internet. Pero, lo principal ha sido darles la prioridad noticiosa a las audiencias e interactuar con ellas.
Desde los momentos que se detectaron los primeros casos con resultado positivo en el país fue creciente la cantidad de usuarios que accedieron a los perfiles institucionales del Periódico 26. La búsqueda de nuestras noticias nos asombró a todos, principalmente las relacionadas con la venta regulada de productos en divisa, el testimonio de la primera tunera con la Covid-19, la celebración diferente del Primero de Mayo y los partes diarios con detalles del comportamiento del nuevo virus en el territorio.
Evidentemente, el desarrollo tecnológico es el recurso material que ha facilitado nuestra labor y que cada día nos desafiemos a escala individual o colectiva para cumplir con las expectativas de las audiencias.
Todavía falta por explotar algunas de estas herramientas e iniciativas que llegaron para convivir con nosotros. Por ejemplo, la creación colegiada de informes para determinadas reuniones, tormentas de ideas para desarrollar algún proyecto y, en esencia, sacar mayor provecho a la tecnología en función de la creatividad en colectivo. Esa deberá ser nuestra máxima.
Por Iris Hernández Rodríguez