El ejercicio del periodismo fue algo consustancial al Che desde los tiempos de su adolescencia argentina. Era todavía un mozalbete cuando fundó en su natal Rosario la revista Tackle, en cuyas páginas solía reseñar con conocimiento de causa los resultados de los torneos locales de fútbol rugby.
Años después,
durante su estancia en México, cubrió en calidad de reportero gráfico las
incidencias de los VII Juegos Deportivos
Centroamericanos y del Caribe celebrado en la capital azteca en 1954. No recibió
ni un centavo por su trabajo, pues los dueños de la agencia se esfumaron con
sus honorarios.
Pero fue el
periodista de barricada el que marcó con mayor nitidez su recia personalidad. Su talento guerrillero
se desdobló en capacidad comunicadora en cada una de las muchas colaboraciones
que salieron de su pluma. La letra con filo, como llamó Nicolás Guillén al
periodismo, dejó en él una huella indeleble.
Cuando la Sierra
Maestra sintió sobre su lomo la presencia de los barbudos, el Che comenzó a
editar en El Hombrito su versión de El Cubano Libre, el periódico fundado por
los mambises en 1868. La publicación se inspiraba otra vez en los nobles
propósitos de sus predecesores, llenos de patriotismo.
El primer número
de El Cubano Libre, con fragancia a Sierra Maestra, no tiene fecha de edición, Está tirado en
mimeógrafo y lleva este subtítulo: De nuevo en la manigua redentora. Órgano del
Ejército Revolucionario. Sierra Maestra. Nueva Era. Su Editorial, titulado Un nombre glorioso,
decía:
“Cuando nuestra Patria estaba en los albores
de su existencia como nación independiente, surgió de la manigua la voz
magnífica del periodismo mambí. Su título era una profesión de fe en el futuro:
El Cubano Libre. ¿Y qué mejor lema para este momento angustiado de nuestra
historia?”
En El Cubano
Libre de la manigua serrana el Che escribió la sección nombrada Sin bala en el
directo, y firmaba con el seudónimo de El Francotirador. Años más tarde, cuando
se hizo realidad el triunfo del Ejército Rebelde, continuó escribiéndola y
firmándola igual en la Revista Verde Olivo.
De esa época diría uno de sus biógrafos: “Escribe crónicas ocasionales,
dardos agudos, afilados al calor de la actualidad, plenos de ironía, donde se
hace visible su estilo, su sentido del humor, su capacidad de polemista…”
Pero no se quedó
en la tinta su proclividad por el periodismo comprometido. También en la Sierra
Maestra fundó la emisora guerrillera Radio Rebelde, cuyas frecuencias buscaba
cada noche el pueblo cubano para conocer la verdad de lo que estaba sucediendo
en el país.
Lo que luego sería un libro titulado Pasajes de la guerra
revolucionaria fueron primero artículos periodísticos aparecidos en la prensa de los años iniciales de la
alborada redentora. El Che continuó siendo el mismo hombre preocupado por lo
que ocurría en torno suyo, y hacia esa dirección dirigió su pluma.
Cuando se habla de periodismo comprometido, el nombre del
comandante Ernesto Guevara no necesita
ser convocado. Acude por derecho propio.
Por Juan Morales Agüero