Instagram acaba de cumplir 10 años y nada más alejado de la ingenuidad o de la inocencia. Los famosos encontraron una plataforma para ganar más seguidores… y dinero. Millones de personas mantienen la vista en los likes y reacciones a sus fotos, una relación directa y no siempre sana con la autoestima. Recuérdese la analogía muy lograda en el capítulo Nosedive de la serie Black Mirror.
Desde que apareció Instagram se hicieron populares los selfies, aparecieron los
denominados influencers y se han hecho más recurrentes los hashtags.
Si al principio se concebía como una aplicación solo para Iphone, a los dos años se hizo compatible para Android y ya se ha encontrado hasta la manera de actualizar los perfiles, interactuar y reaccionar desde una computadora doméstica.
Esta red social tiene mil millones de usuarios activos al mes. Las stories, aunque
copiadas por Facebook y You Tube, nacieron en IG para mantener fotos y videos
por solo 24 horas, lo cual se ha convertido en otro atractivo para permanecer.
Como las otras similares, nos sugiere perfiles de acuerdo a los intereses y preferencias que
ya "conoce" de nosotros.
Instagram llega a su primera década en medio de la polémica
originada por un documental de Netflix de 2020: The Social Dilemma, que intenta
demostrar el problema- peligro que se vive a partir del protagonismo de las
redes sociales en la actualidad. Han pasado a ser de una herramienta para usar,
en una suerte de adicción que condiciona nuestra existencia, con el latente
propósito de cambiar comportamientos.
Una corriente, en cambio, defiende el hecho de no asustarnos
con el fenómeno todavía novedoso que presupone el crecimiento exponencial de
las redes sociales. Y que es similar a otros procesos similares a lo largo de
la historia, como la llegada de la televisión.
En nuestro favor, cada vez son más los medios de prensa
cubanos que colocan sus fotografías en Instagram, gana seguidores y comparten
contenido de calidad. Porque, aun con las dudas y temores que podría provocar,
es allí, entre selfies y glamour donde “viven” millones de personas con un
móvil en la mano, suben fotos y reaccionan ante las ajenas.