El 28 de enero de 1951 se fundó la Biblioteca Pública Municipal de Victoria de Las Tunas. Es decir, pasado mañana se cumple medio siglo de cultura de la buena en esta ciudad que ya rebasa las 200 primaveras. ¡Cuánto ha cambiado desde entonces la institución! Confírmelo por este dato, lector: durante el año de su apertura, recibió diariamente como promedio 15 lectores. Hoy el guarismo roza los 600 por jornada. Y si en su debut su estantería apenas ofertaba un millar de volúmenes, en la actualidad atesora más de 60 mil.
Fue el ala izquierda del antiguo Ayuntamiento – ahora Museo Provincial – la primera sede bibliotecaria. Cerró en la peor etapa de la dictadura batistiana, pero retornó por sus fueros en 1960, ya en un contexto de libertad y de justicia social. El 28 de enero de 1963 pasó a ocupar el céntrico inmueble que aún le sirve de anfitrión, frente al Parque Vicente García. Se trata de un reservorio cultural que irradia saber por todos sus ángulos y hacia todas direcciones.
Según consta en el Acta de Fundación, los primeros libros de que dispuso fueron la Santa Biblia, donada por la Unión de Jóvenes Bautistas, y la Historia de la Música, obsequio de Aldo Peña Paneque. Otros de los donativos iniciales fueron un busto de Cervantes, una bandera de la Patria y un mapa de Cuba. Entre los lectores del primer día estuvieron José Pepillo Hernández, a la sazón alcalde de la ciudad, y ese monumento a la cultura citadina que fue el desaparecido doctor Pedrito Verdecie Pérez.
La Biblioteca tunera es hoy un inmenso compendio del conocimiento humano. Recibe a todo tipo de lectores: estudiantes, investigadores, docentes... Tiene vínculos muy estrechos con los escritores locales. Las mesas de sus salas bien que lo saben, pues ellos han escrito allí buena parte de sus obras, es decir, han sido como sus espacios de creación.
Un recorrido por las salas de la biblioteca tunera confirma cuánto representa ella para el trabajo intelectual de sus visitantes. Es un trasiego permanente de personas que solicitan ya un texto sobre historia de Cuba, ya una referencia enciclopédica, ya una revista especializada... Y está el que viene sencillamente a leer la prensa del día, una oferta de mucha demanda. El centro le pone a su disposición materiales periódicos que jamás se dejan ver por los estanquillos. Estimula apreciar con cuánta profesionalidad y buen trato se atiende al público en los diferentes horarios. El casi medio centenar de trabajadores demuestra a las claras con respecto a la institución un sentido de pertenencia, y eso es un requisito fundamental para conquistar y consolidar un buen aval.
La biblioteca consta de varias salas, a saber: Arte y Música, Hemeroteca, Fondos Raros y Valiosos, Literatura, General, Braille, Referencias, Martiana, Juvenil e Infantil, Club Minerva... En esta última, por ejemplo, los lectores pueden acceder a best seller muy difíciles de conseguir. En la de Braille se le brinda esmerada atención a más de un centenar de ciegos y débiles visuales. Para ellos disponen de 102 títulos en ese código así como de revistas y otros materiales bibliográficos. También novelas grabadas para esos propios fines.
En la de Fondos Raros y Valiosos, conservan como reliquias antiquísimos ejemplares de libros, verdaderas joyas del patrimonio cultural tunero.
La Biblioteca Provincial José Martí le hace cada día un enorme aporte a la cultura. Desde sus estanterías sale a la luz en cada jornada todo el saber que el hombre ha acumulado durante siglos.
Por Juan Morales Agüero