Hace años, que escuchamos un reclamo casi unánime de la población y de los propios trabajadores del sector, de que los cubanos necesitamos un periodismo, que sea el reflejo más cercano de la realidad que vivimos.
En numerosas asambleas de la Unión de Periodistas de Cuba,
en sus organizaciones de base, este es uno de los temas que se han debatidos
con mayor vehemencia para encontrar las vías de superar esa deficiencia.
Se han puesto en práctica una gran variedad de
iniciativas, para estimular la calidad del
trabajo en las redacciones, entre ellas, la periódica celebración de talleres
interactivos, la estimulación salarial a lo mejores materiales informativos,
los concursos desde la base, los cursos de postgrado, las Maestrías y eventos
para asimilar los nuevos retos de la profesión.
Sin embargo, la insatisfacción por la calidad, es asunto que
siempre está latente en las redacciones,
y mucho más, en un buen porcentaje de los lectores, televidentes y radioescuchas, cada vez más
instruidos, cultivados en diversas disciplinas
y que exigen un producto informativo de mayor relevancia.
No podemos ocultar nuestras lagunas, ni los errores e
imprecisiones, que propician las numerosas coberturas asignadas a los
reporteros y la inmediatez que precisan
los medios en la actualidad.
En medio de esa vorágine de trabajo, se impone la necesidad
de ser cada día mejores que en la
jornada anterior, encontrar en la población las historias más novedosas,
desentrañar temas atractivos y abandonar la rutina, los clichés y el facilismo.
Todo ello se dice con facilidad, pero su aplicación en la
práctica no siempre resulta sistemática y rigurosa en todos los lugares.
El análisis colectivo y crítico de cada edición, de cada
noticia, comentario o reportaje que ofrecemos al público, NO puede faltar en
las tertulias, reuniones y talleres de las redacciones.
No podemos conformarnos con aportar los materiales
necesarios para que salgan a la luz pública periódicos o noticieros. Es
preciso, ir mucho más lejos: penetrar en el corazón y la mente de quienes nos
lean, escuchen o vean, hacerlos pensar y si es posible identificarlos con
nuestros puntos de vista.
En ese propósito se encaminan la mayoría de las principales
publicaciones. Los periódicos diarios o
semanarios, se enfocan hacia temas de mayor interés, mejoran sus formatos e
incrementan la participación ciudadana, mientras los medios audiovisuales,
tratan de ofrecer mayor protagonismo individual y colectivo de los diversos
sectores de la sociedad.
Esos incuestionables avances resultan insuficientes, y es
por ello, que en el intenso proceso de análisis, deliberaciones, debates y
compromisos, que precederá la celebración del venidero X Congreso de la Upec no podrán faltar estos
temas.
Por: Luís Manuel Quesada Kindelán.