En la comunidad periodística tunera existen dos colegas que
marcan los límites de estatura alta y baja. Ellos son Leonardo Mastrapa
Androín, un larguirucho de seis pies y seis pulgadas (6,6), subdirector del
Semanario 26; y Joel Lachagtagnerais Popa,
ese pequeño gigante de poco más de metro y medio de elevación, quien, después
de laborar durante varias décadas en la emisora provincial Radio Victoria, se
acogió a un bien merecido retiro.
La diferencia entre ambos colegas se puede apreciar en esta foto,
tomada por alguno de nuestros fotógrafos de prensa en algún evento en la Plaza
de la Revolución Mayor General Vicente García. Realmente, hay desproporción,
aunque, según aseguran en su propio varios «liliputienses» consultados, la
altura de las personas no se mide de la tierra a la cabeza, sino del cielo a la
cabeza. Y con esa operación, evidentemente, ellos clasifican como los más
altos.
El hombre de mayor
estatura del mundo es el turco Sultán Kosen, quien mide 2,47 metros y padeció,
hasta que fue operado, de una enfermedad llamada gigantismo pituitario. Por
cierto, este grandulón nos visitó hace unos años. El más bajo de todos parece
ser el colombiano de 24 años de edad Edward
Hernández, con apenas 70 centímetros, y quien no crece desde que tenía dos
años. Ambos están registrados en el libro Guinness de los Récords.
Por Juan Morales Agüero