Quienes asistimos como delegados al VII Congreso de la Unión
de Periodistas de Cuba, celebrado en el Palacio de Convenciones los días
13,14,15, 16 y 17 de marzo de 1999, no olvidaremos jamás aquellas maratónicas
sesiones –totalizaron 50 horas- presididas por Fidel, que comenzaban por la
mañana y culminaban al amanecer del día siguiente. El evento estaba previsto
para un par de fechas, pero, a propuesta del Comandante en Jefe, se extendió a
cinco.
Uno de los acuerdos más trascendentales del histórico cónclave
gremial estuvo relacionado con la modernización del edificio y el equipamiento
del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”, encargado de fomentar
acciones de superación dirigidas a
colegas cubanos y de América Latina. Por entonces, tenía al frente de su
dirección al siempre recordado Guillermo Cabrera Álvar
Las tareas reconstructivas en la casona de la calle G no se
hicieron esperar. Tampoco la llegada de novísima tecnología. Recuerdo que, a la
sazón, y en la misma céntrica zona, comenzó a rehabilitarse un almacén. Por
obra y gracia de los hombres de los cascos blancos, el inmueble devino luego El
Costillar de Rocinante, ese precioso hostal donde toman alojamiento los alumnos
del Instituto.
En el mes de septiembre del propio 1999, el IIPJM convocó a
su primer diplomado internacional post-congreso. Formé parte de aquel puñado de
colegas procedentes de todas las provincias del país. Nos acompañaban, además,
periodistas de países diversos, como Guatemala. El Salvador, Honduras, Bolivia,
Argentina, Ecuador, Puerto Rico, República Dominicana y Canadá.
Cierto día, un entusiasta del grupo lanzó la idea de sembrar
una palma real en el patio del centro docente. Según sus argumentos, el árbol
nacional de Cuba haría constar con su presencia elegante y esbelta nuestra
estancia fundacional allí. La propuesta fue aprobada por unanimidad. Esta foto
da fe del memorable momento.
Aparecemos en la imagen, entre otros, Zenia Regalado (Pinar
del Río), Martín Corona (Granma), Oscar Bravo (La Habana), Juan Carlos Ramírez
(La Habana) y Enrique Milanés (Camaguey). El resto son colegas latinoamericanos
cuyos nombres no recuerdo.
Desde entonces he visitado pocas veces el Instituto
Internacional de Periodismo, que por estos días cumple 30 años de fundado. No
puedo asegurar que la palma real sembrada por nosotros en un ángulo de su patio
haya conseguido empinar su penacho al cielo. De cualquier manera, fue nuestro
tributo a la nueva era que comenzó para la institución en el VII Congreso de la
UPEC.
Por Juan Morales Agüero