Desde el pasado 22 de abril, el movimiento obrero de Las
Tunas está inmerso en las actividades en saludo al Primero de Mayo. El llamado
es a hacer de hoy el mejor día del aislamiento social y, todos en casa,
convertir en plazas la vida alrededor.
Banderas y colorido en los portales y los centros de
trabajo; fotos, dibujos y carteles inundarán las redes sociales con el mensaje
de paz, unidad y compromiso que tanto define la verdad de Cuba hoy. Un pueblo
que está empeñado en proteger la salud, no solo aquí, sino en muchas partes del
mundo.
En Las Tunas, las jornadas previas han resultado un
hervidero de agasajos. Por eso han llegado los sindicatos hasta la puerta misma
de los siete héroes del Trabajo de la República de Cuba con que cuenta el
territorio, para, a través de una carta especial, llevarles el abrazo de todos.
Asimismo, ha habido donaciones de sangre, principalmente centradas en el
enfrentamiento a la Covid-19; han alistado concursos y otorgado a colectivos
banderas de Proeza Laboral y Hazaña Laboral.
Entre las iniciativas aquí está la entrega de la placa
conmemorativa por los 20 años del concepto de Revolución que nos legara Fidel.
Y no sorprende que los primeros acreedores resulten personas y entidades
directamente vinculadas con la lucha contra la pandemia, lo mismo en Salud, que
en la producción de alimentos o el desarrollo económico del Balcón de Oriente.
Dentro de los congratulados están los trabajadores de
Melissa, Labiofam, Thaba; quienes laboran en los centros de aislamiento, los
medios de prensa, los dos choferes de Cubataxi que trasladan hasta Santiago de
Cuba las muestras sospechosas de Covid-19 y también Ernesto Parra, director de
la compañía Teatro Tuyo, un grupo que ha hecho de las redes sociales plataforma
de sueños, mañana y resistencia.
Los azucareros llegan a este día con más de 132 mil
toneladas de azúcar y están en plena faena, esforzados y valientes; los
agropecuarios aseguran que su desfile late en el surco este año y los jóvenes
dan ahora mismo lo mejor que les habita en tan colosal batalla. Se les ve, a
metro y medio de distancia, con gorras, nasobucos y camisas largas, lo mismo en
un organopónico, que recorriendo los barrios como parte de un quehacer campal
por el ahorro energético.
Esa es Cuba. Una nación que asume la celebración como
compromiso y fe de vida. Un pueblo gigante que, sin fanfarreas, está dando
guerra al nuevo coronavirus con sus trabajadores de pie, haciendo de la casa y
el deber este Primero de Mayo.
Por Esther De la Cruz Castillejo