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Las Tunas.-En el recientemente celebrado evento científico sobre la historia de la prensa tunera, dos de mis colegas -Natasha Díaz Bardón y Yamileydis Montoya Pupo- presentaron un trabajo investigativo que incluyó una noticia a todas luces pasmosa e insólita: ¡en nuestro territorio funciona todavía la imprenta donde vieron la luz ediciones del bisemanario El Eco de Tunas, decano del periodismo local!
Este recordado rotativo –otrora portavoz de una sociedad a la que intentó mejorar desde la tribuna de la letra impresa- salió a la palestra en 1909, de la mano de su patrocinador, el periodista Rafael Zayas González. No hubo suceso de trascendencia en la ciudad que no se reflejara en sus páginas. Su vida editorial se extendió durante 53 años. Se despidió de sus lectores en 1962.
En sus pesquisas sobre el tema, las autoras establecieron que la vetusta maquinaria -de factura norteamericana y perteneciente hoy a la imprenta El Cucalambé- data de 1925, y que, para su sorpresa y admiración, conserva buena parte de su infraestructura mecánica original, eso gracias a las atenciones que le dispensa desde hace casi medio siglo el mecánico Luis Carlos Morel Rodríguez.
Según le refirió a las investigadoras este trabajador –acogido a la jubilación, pero aún vinculado al equipo-, la imprenta radicó inicialmente en la calle Colón. Por imperativos de la época, cerró luego sus puertas, hasta que unos años después la reabrieron. Luis Carlos se encargó de volverla a ensamblar como quien arma un rompecabezas en su local actual, adscripto a la empresa Vascal.
Obviamente, el perfil de la imprenta El Cucalambé ha cambiado. De la impresión de periódicos solamente le queda la nostalgia. Hoy se dedica a estampar formularios, tarjetas de estiba, documentos variados del sistema contable empresarial nacional… Todo se hace en tres máquinas de impresión y una de corte, sobrevivientes de la unidad fundacional, y atendidas técnicamente por Luis Carlos, que les ha hecho importantes innovaciones para mantenerlas de alta.
La acuciosa investigación de Natasha y Yamileydis cuenta con el complemento documental del Archivo Histórico Provincial. Entre los materiales allí existentes figuran carnets de trabajadores gráficos de la imprenta El Cucalambé, fotos de algunos de ellos y referencias textuales confirmatorias de que, en efecto, la unidad existió.
Como expresan las autoras en las conclusiones de su trabajo, su pretensión fue «brindar nuevos elementos, que aporten novedad a la historia local de la prensa y continuar con nuevas aristas de estudio sobre el tema, incorporando perspectivas científicas, que ayuden a obtener otras miradas sobre la investigación».
Sin dudas, lo lograron.
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Natasha Díaz Bardón y Yamileydis Montoya Pupo durante el proceso de investigación. |
Por Juan Morales Agüero